MARÍA JESÚS MINGOT

Extracto de "El vértigo de las cuatro y media"

[...]Sobrevinieron hermosos días para los dos; días sensuales, ligeros, apasionados. Sin duda, he despertado a la dicha muchas otras veces después; pero fue en el seno de esos luminosos atardeceres, congelados en mi conciencia, donde florecieron mis más intensas emociones. Tratar de esclarecer las razones psicológicas que nos arrastraban el uno hacia el otro, se me figura una tarea además de inaccesible, vana. Baste decir que latía entre los dos una profunda sincronía de las almas que deletreaba la carne.